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bay

Y lo mal que quedas cuando... Das un susto a la persona equivocada

Hoy inauguramos sección, se trata de un recopilatorio por fascículos en el que citaremos esas situaciones chungas que nos pueden pasar a todos, aunque cuando te pasa a ti no hace risa, y cuando les pasa a los demás es una partida de culo.

Pues bien, hoy he sentido en mis propias carnes lo mal que he quedado cuando le he dado un susto a la persona equivocada.

Tengo una compañera de trabajo llamada Malin. Malin es sueca y tiene una hija pequeña, que como no sé cómo se llama, la llamo “La pequeña Malin” o “Little Malin”. Ella habla español pero no con mucha soltura, sino más bien a lo Rosa de OT, y yo hablo en inglés más o menos como David Bisbal con una manzana en la boca.

A veces Malin trae a su hija al trabajo y para pasar el rato, se dedica a juguetear en las webs esas de juegos en flash de esos de matar marcianos y cosas así. Desde mi puesto de trabajo me ha parecido verla en el pasillo del gimnasio, donde tenemos dos ordenadores para el público. Allí estaba sentadita, viciándose a matar muñecos de nieve virtuales, que hoy en día, son todo lo que conocen la juventud de hoy (no ella, que es sueca y ahí son reales y cobran vida en la noche de Halloween).

Entonces he ido por detrás, me he agarrado a la silla, y mientras la he sacudido con violencia he pegado un berrido a lo Sulley de Monstruos, S.A. (que por cierto ayer la vi) mientras la Pequeña Malin saltaba de la silla con otro berrido. Ya me sentía orgulloso de mi susto cuando al girarse el infante me he podido dar cuenta de que de Malin no tenía nada... ni de niña tampoco. ¡¡Era el hijo de un socio del gimnasio!!

Lo que ha venido después no sé si ha sido hasta peor que el propio susto. Ver a un mendrugo de 26 años disculpándose a un chaval enano, diciéndole que "es que tengo una amiga pequeña como tú y te he confundido", no debe tener precio...

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